Durante la Ceremonia de Graduación Perú 2025, celebrada el 18 de octubre en Lima, Perú, Claudia Mejía, Vicerrectora Académica, en representación del Rector David Stofenmacher, compartió un emotivo mensaje que invitó a los egresados a reflexionar sobre el valor del esfuerzo, destacando la valentía de quienes, a través del conocimiento, transforman sus vidas y construyen un futuro con sentido.
Palabras de la Vicerrectora Académica en la Graduación Perú 2025
Muy buenas tardes. ¿Cómo están el día de hoy?. Buenas tardes a todas y todos.
Es un honor dirigirme a ustedes en nombre de nuestro rector, el maestro David Stofenmacher Berenstein, quien me ha confiado el privilegio de expresar su más cálida felicitación a esta generación que hoy culmina un capítulo extraordinario en su vida.
Saludo con especial respeto a las autoridades académicas presentes, al cuerpo docente que ha acompañado con sabiduría y vocación este trayecto, y muy especialmente a los familiares, amistades y seres queridos que han acompañado este proceso con paciencia, amor y fe inquebrantable. Ustedes también son parte de este logro.
Pero sobre todo me dirijo a ustedes, a las y los graduados de licenciatura, maestría y doctorado, protagonistas indiscutibles de esta ceremonia.
Hoy no solo se cierra una etapa académica, hoy celebramos una decisión valiente: la de quienes eligieron transformar su historia a través del conocimiento, impulsados por el esfuerzo, guiados por la constancia y motivados por un propósito más grande que sí mismos.
Cada uno de ustedes ha recorrido un camino único, un trayecto lleno de responsabilidades, sacrificios silenciosos, metas personales postergadas y, aun así, con la mirada puesta en el futuro. Estudiar mientras se trabaja, criar una familia mientras se entrega cada noche al aula virtual, continuar cuando el cuerpo pedía descanso o cuando las dudas golpeaban fuerte, requiere mucho más que disciplina, requiere carácter.
Ese esfuerzo, a menudo invisible para el mundo exterior, es el que hoy se materializa en esta ceremonia. Y si hoy están aquí no es por suerte, es porque eligieron avanzar, porque supieron decir sí cuando otros dudaban, porque se levantaron aún cuando todos decían que era mucho más fácil parar. Y esa, queridos graduados, esa es la verdadera transformación: la que no se mide en títulos, sino en la fuerza interior que los ha traído hasta aquí.
Permítanme compartirles una historia sencilla, pero muy poderosa. Un maestro budista quiso enseñarle a su discípulo cómo enfrentar la confusión, el miedo al futuro y el agotamiento emocional. Tomó un vaso de agua cristalina y le echó un puñado de tierra. El agua, por supuesto, se volvió turbia. –¿Puedes ver con claridad? — le preguntó.
 —No — respondió el joven.
Entonces el maestro dejó el vaso sobre la mesa. Minutos después, la tierra comenzó a asentarse y el agua volvió a estar clara.
Así ocurre con la mente, y también con la vida —le explicó el maestro—.
No todo se resuelve haciendo más; a veces, lo más sabio es detenerse, estar presentes y dejar que la claridad emerja.
Queridos graduados, ustedes han vivido días de movimiento, confusión, incertidumbre. Han tenido que tomar decisiones sin tener siempre las respuestas. Y, sin embargo, con cada paso han aprendido a mirar hacia adentro y sostenerse en sus valores, a confiar en su proceso. Hoy, esta claridad que parecía lejana, está aquí, y ustedes son prueba viva de que los grandes cambios no siempre se ven desde fuera, pero siempre se sienten desde dentro, profundamente.
Hoy tienen en sus manos más que un título: tienen herramientas, tienen criterio y tienen algo aún más poderoso, la responsabilidad de actuar con lo que saben y con lo que son. Perú, América Latina y el mundo necesita líderes que no reaccionen por impulso, sino que respondan con conciencia. Que decidan no solo por lógica, sino desde la ética; que no teman cuestionarse, detenerse, profundizar.
Porque liderar no es imponer respuestas, liderar es tener la valentía de hacer nuevas preguntas. Y ustedes, desde hoy, están llamados a hacerlas: no solo por ustedes, sino por sus familias, sus equipos, sus comunidades, sus países. Hoy no concluye una nueva etapa, hoy comienza una mucho más profunda, una en la que ya no se estudia para aprobar, sino para contribuir, para construir, para transformar.
Caminen con orgullo por lo logrado, con humildad por lo aprendido y con convicción por todo lo que aún está por venir. Y recuerden siempre: la claridad y la transformación no vienen del ruido externo, vienen de adentro, de su interior, de ese lugar donde el conocimiento se convierte en sabiduría.
Felicitaciones, generación 2025. El mundo los espera, y ahora los ve con claridad.
Muchas felicidades.
Celebramos con orgullo a nuestros egresados de Perú, quienes con dedicación y perseverancia demostraron que el aprendizaje no tiene límites. Este discurso representa el espíritu de nuestra comunidad, el compromiso con la excelencia, la búsqueda constante de crecimiento y la convicción de que estudiar transforma vidas.Si aún estás construyendo tu camino profesional, sigue preparándote, sigue aprendiendo y sueña con vivir este gran momento: la celebración de tu propia graduación.





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